[publicado el 4.12.08 en el periódico Reforma] La fama es un malentendido que simplifica a sus favoritos. Roberto Bolaño, escritor y amigo imprescindible, se ha vuelto leyenda. Cuando murió en 2003, a los 50 años, sus allegados sabíamos que sus libros iban a perdurar, pero ignorábamos que recibiría algo que nunca cortejó: la aceptación masiva. Roberto admiraba los relatos de quienes resisten en las calles traseras, las autopistas rumbo a la nada, las casas vacías, las trincheras bajo la lluvia, las plazas sin nadie en la alta madrugada. Cada vez que caía en pecado de popularidad, escribía un texto ditirámbico contra un escritor de fuste para preservar su condición de outsider. Era su forma, algo ingenua y muchas veces cruel, de señalar su diferencia. Argumentaba poco sus predilecciones. Entre paréntesis reúne los textos súbitos donde sus amigos somos exaltados con la misma apasionada falta de méritos con que sus enemigos son fustigados. Esas salidas de tono eran un sistema de alarma co...
Ulises deja a un lado su guitarra y camina hasta el otro extremo de su habitación. Se acerca a una repisa donde guarda, en desorden, algunos libros, cuadernillos con partituras, y un bote con medicamentos. Regresa a la mesa de estudio, entre cables y revistas; en la computadora abre el explorador y espía en el mismo portal azul de siempre las palabras de sus pseudo amigos. No los conoce, no le importan, acaso le importa imaginar sus secretos detrás de tanta comunicación estúpida e irrelevante, detrás de tanta imagen vanidosa, una cena, una reunión, una fiesta. Pero de vez en cuando, entre cientos de mensajes banales, brilla una frase, una palabra, una idea. Y vale la pena ensuciarse, convertirse en ladrón de palabras, hacerlas suyas. En la pantalla, Ulises navega a la caza de algo, cualquier cosa, algo que haga emerger de nuevo la música y liberarse a sus ensayos. Así sucede que hay momentos vacíos en el trabajo mus...
Millás recibió el Premio Planeta por su obra "El Mundo". Novela autobiográfica -según leo en las reseñas- que puede entenderse como un reflejo del gusto que celebra la casa Planeta. Y también como un guiño de la tendencia actual: no pocas veces lo he discutido con Luis, que los autores franceses, desde los 80 han señalado un camino que cada vez es más recurrente: la novela de autoficción (según Viart, y reinterpretando cierta frase de Lacan: autobiografía de ese sujeto que se aprehende de una línea de ficción). Millás se convirtió, desde mi primer lectura, en uno de mis cuentistas favoritos. Como novelista sólo he podido hojear El orden alfabético , que Paz tiene en su casa. Su columna en el País es grave: cae desde muy alto y cae con fuerza. Imposible de olvidar su cuento "Anacronismo: cobre", donde el narrador recuerda de su infancia dos palabras enigmáticas (anacronismo y cobre) que un niño enfermo desde una ventana le confiere como un conjuro, palabras que a la ...
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