literatura anacen

Quignard y Warken comienzan el bavardage a partir de unos versos de Mallarmé: "Fuir ! là-bas fuir! Je sens que des oiseaux sont ivres / D’être parmi l’écume inconnue et les cieux". Y entonces arrimo el café y la portátil: El hecho de querer huir es un tema muy bello, dice Quignard, un tema que no es para nada despreciable, que no es cobarde. Huir, regresar a la fuente, huir radicalmente... ¿leer no es abandonar el mundo, abandonarse al mundo de otro, del otro? Entre mis colegas poco a poco Enrique Vila Matas y Roberto Bolaño se han convertido no sólo en escritores totem, sino además en fetiches. Yo mismo estaba fascinado con los escritores fantasmas, al grado de querer convertirme en uno así. ( Infrarrealismo, detective , salvaje, ironía, ausencia, emergencia , y sujeto eran palabras que escurrían por la boca). Nada me desagrada más que verme en el espejo maquillado según tal o cual moda. Por eso esto: este regurgitar una reflexión que alguna vez cargaba pero que nadie qu

a 8 millas de distancia de ayer [aier.es.qué.aspa.globo.red... . Vinieron en la noche del 20 para amanecer el 21 de julio, entre las doce y las doce y media. No serían muchos, cinco, seis tipos quizá. Sólo oí las voces y los ruidos. Probablemente ni siquiera se dieron cuenta de que había luz en la casa: la recámara está en la parte de atrás y las cortinas estaban cerradas. Era la primera noche de calor sofocante y comenzaba nuestra última semana de vacaciones. Yo aún leía mi novela: Adalbert Stifter "De la libreta de mi bisabuelo". Constanze había recibido un telegrama: volver a Berlín y reportarse en el periódico el jueves temprano, alrededor de las ohco. Aparentemenete su secretaria había revelado nuestra dirección. La serie de artículos sobre los sitios favoritos de Theodor Fontane estaba a punto de ser cancelada porque los colaboradores no habían entregado los textos o no llegarían a tiempo. Ingo Schulze (Dresden, 1962). Graduado por la Universidad de Jena, fue consejer